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Hábitos saludables: el desayuno

¿Sabes cuál es el origen de la palabra desayuno? Proviene del latín “dis-iunare”.  Como es sabido, la partícula “dis” indica interrupción, como en discontinuar, disgusto o dislocar.  Desayunar es, entonces, literalmente, “interrumpir el ayuno”.  ¿Cómo te alimentarías luego de un ayuno prolongado?

¿Desayunamos o no desayunamos?

Según un informe del año 2015 del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina,  “la omisión o baja calidad del desayuno es el hábito alimentario incorrecto más frecuente en los escolares”“alrededor de 500 mil chicos/as en la Argentina no suelen desayunar todos los días” y “sólo el 20,8% desayuna adecuadamente”.    En realidad, el problema atraviesa todas las clases sociales y no se trata de falta de recursos sino de la falta del hábito de desayunar que si no se adquiere en la infancia se traslada, indefectiblemente, a la adultez.

¿Cómo es tu desayuno?

Desayunar significa prepararse para todo un día de actividades que no podríamos realizar sin el aporte de la energía que necesita nuestro organismo: trabajar, estudiar, realizar las tareas del hogar, atender a nuestras familias, dedicar algunas horas al esparcimiento o la actividad física…  Muchos estudios resaltan que, específicamente respecto de los niños, existe una relación directa entre el desayuno y el rendimiento escolar, pero esta relación también se verifica en el trabajo, el deporte o cualquier actividad que requiera esfuerzos de concentración.  Es que no se trata solamente de comer algo antes de comenzar el día sino también, de qué es lo que comemos.  El desayuno debe aportar el 25 % de la energía total diaria.

Excusas para no desayunar

Y tú y tu familia… ¿cómo desayunan? ¡Cuéntanos tu experiencia!