Las personas con piel delicada, sensible o frágil necesitan productos que aúnen dos conceptos: belleza y… salud. ¿Es tu caso? Entonces te recomendamos los productos dermocosméticos. Son una nueva categoría, se elaboran bajo estrictas normas de calidad y se vinculan al estudio y la investigación. Ubicados en esa franja que combina la cosmética clásica con la farmacéutica, mejores si nos conectan con la Naturaleza, te invitamos a conocerlos.
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Las agresiones a la piel
La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano y uno de los que debe soportar mayores agresiones, ya que está completamente en contacto con el exterior. Tiene varias funciones, como regular la temperatura corporal y, la más sorprendente, proteger al organismo de los factores externos como bacterias y partículas.
Sin embargo en la actualidad, la piel está expuesta a nuevos agentes antes desconocidos:
- Partículas suspendidas en el aire;
- Radiación solar producto del adelgazamiento de la capa de ozono;
- Radiación electromagnética, resultante del sinnúmero de antenas y dispositivos que nos rodean;
- Alergias;
- Humo de tabaco (cuando no el propio efecto del tabaco en la piel si su propietario es fumador),
- Estrés, un clásico de la vida moderna.
Con todos estos cambios, no es raro que la barrera cutánea se altere y la piel se torne menos resistente.
Agentes naturales para el cuidado de la piel
Tomando en cuenta todos los factores que mencionamos, en realidad los productos dermocosméticos deben estar orientados al bienestar general, atendiendo las necesidades de todo tipo de piel y en especial las sensibles, deshidratadas y frágiles, combinando los ingredientes activos en una cosmética holística que nos conecte con la Naturaleza y armonice cuerpo, mente y emociones. Así, los componentes se potencian con buenas prácticas de elaboración, para lograr el fortalecimiento de la barrera cutánea mediante la estimulación de las funciones naturales de la piel y la sensación de bienestar general.
Dediquemos un párrafo a las alergias: la mayoría de los cosméticos están compuestos por varias sustancias muchas de las cuales producen reacciones alérgicas, como los perfumes y conservantes, provocando enrojecimiento, edema, ampollas, picazón, dolor y hasta cambios en la pigmentación. Por eso recomendamos elegir productos sin parabenos, que son uno de los principales causantes de estas reacciones. De hecho, los productos farmacosméticos o dermocosméticos contienen elementos activos beneficiosos para distintas afecciones.
Qué productos elegir
A veces la elección resulta difícil porque para los productos cosméticos no rigen las obligaciones de etiquetado como sí deben constar los componentes en alimentos o medicamentos. Sin embargo, algunas etiquetas nos pueden dar pistas acerca de la calidad de los dermocosméticos que nos ofrecen. Por ejemplo:
- Contener extractos vegetales de plantas medicinales, sinergizados con aceites esenciales naturales de plantas, frutos y flores;
- Contener agua termal;
- Sin petrolatos: los petrolatos son derivados del petróleo que se obtienen a partir de residuos de la destilación. Están considerados dentro de los 12 ingredientes más nocivos que contienen casi el 80% de los cosméticos de uso habitual.
- Sin colorantes: Los colorantes son muy utilizados en la industria cosmética ya que el color es uno de sus mayores atributos. Como sabemos, “el color” es una sensación que produce en el nervio óptico la luz reflejada en una sustancia. Por esta razón, para que se produzca la visión del color es necesario utilizar una base material consistente con el mismo. Por ejemplo: el rojo necesita una base de óxido de hierro y sílice; el verde, óxido de cromo; el azul, silicato de sodio y azufre… ¡Y como te imaginarás, estos minerales pueden tener efectos nocivos sobre pieles sensibles y delicadas!
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