Falta poco para las fechas de las fiestas de fin de año y con ellas suelen aparecer un sin fin de cuestiones, sensaciones y conflictos. Por supuesto que para algunos significa alegría y la pasan genial…pero las estadísticas demuestran que la mayoría de las personas suelen deprimirse o angustiarse y sentir un malestar generalizado más en esta época.
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¿A que se debe?
Pues bien, existen cuestiones personales de cada uno pero en líneas generales son: la costumbre de reunir a toda la familia; preparar platos tradicionales; comprar regalos y hacer un balance del año con los logros y lo pendiente. Ellas pueden causar desánimo, aburrimiento, ansiedad, tristeza y frustración entre otras.
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El hecho de ver a familiares solo para estas fechas con los cuales se ha tenido algún entredicho o distanciamiento, extrañando a los que ya no están o están lejos es estresante e indeseado. Sumado a todo esto las personas celíacas deben organizar su comida y la de su familia, en donde a veces resulta difícil conseguir los productos aptos, algunos deben enfrentarse ante la tentación de lo que comen los demás y como si esto fuera poco nunca faltan los familiares que dicen:
“pobre no puede comer nada de esto”, “¿No te da ganas? ¿Como hacés?”, “¿Puedo probar de lo tuyo? (Y tiene poca cantidad, ya sea por el costo económico o porque solo consiguió eso!), “Probá un poquito…¿que te va a hacer?”.
Frente a esto comienzan a invadirlo emociones negativas que hacen que solo este deseando que pasen las fiestas rápido, consecuentemente con ansiedad, frustración y angustia.
También es tedioso y agotador para los que tienen hijos celíacos lidiar con toda esta problemática en esta época.
¿Cómo hago para pasarla lo mejor posible?
Lo principal es no dramatizar ninguna situación, ser realista y ver que nada de lo que se genera es tan terrible.
Para lograrlo es importante equilibrar las emociones negativas que lo invadieron para poder ejercer un control sobre ellas y que el impacto sea menor.
Además anticipar y prevenir qué puede pasar para evitar posibles imprevistos que causen desánimo.
Uno más o menos conoce a su familia y se puede imaginar quienes les intensificarán la sensación de ser celíaco, quiénes los provocarán o tentarán con comidas con gluten, entonces irse preparado para ello y evitar discusiones familiares.
Quizás ser el primero en aclarar (con tal vez alguna humorada), cuando todos están en la mesa, que solo puede comer cosas sin gluten y sin contaminación puede ser una buena técnica.
Informarse bien que comidas va a haber para llevarse lo mismo, o saber de ante mano con que se va a encontrar en la mesa.
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También es importante centrar la atención en situaciones alegres o agradables del momento. Aceptar cuestiones que no se pueden cambiar y poder salir adelante de sentimientos de tristeza tienen que darse en un proceso determinado, con profesionales del tema si lo requiere, y no depositar todo ello en estas fechas de Navidad y Año Nuevo.
Lic. Roxana Chujer
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